Durante, Después.

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DURANTE, DESPUÉS pretende reconsiderar algunos planteamientos convencionales sobre el significado de una muestra de arte contemporáneo, asumiendo que la extrema porosidad de la fotografía actual no encaja con ciertos parámetros comúnmente establecidos dentro de una sala de exposiciones; no tanto en el modo de plantear las piezas en el espacio, sino en el de comprender las obras como trabajos conceptuales implica-dos en un desarrollo creativo-expresivo que supera la simple lógica de los objetos museables. La fotografía puede ser (o no) una pieza acabada, pero su variabilidad incumple cualquier trayectoria previsible, entre otros motivos porque consigue presentarse de infinidad de maneras válidas. Debido además a esta naturaleza mudable, el proceso es casi siempre más interesante que el resultado; ayuda a conocer desde dentro los virajes y dudas del artista, sus hallazgos, su modo de aproximarse a la imagen y trabajar sobre ella. De improviso, nos mete de lleno en su intimidad acercándonos de forma espontánea a sus modos de pensar. Es ahí, exactamente, en ese lugar personal e inaccesible que se genera en el estudio, donde podemos conocer su universo interior. En algunos casos se exhiben dentro de la sala piezas acaba-das y cerradas; en otros, actividad todavía sin finalizar, ensayos extraídos del taller que nos descubren la trascendencia de un itinerario que permite modificaciones de manera orgánica. Pre-tendemos mostrar el haz y el envés del trabajo de cada autora, tanto el escenario como el backstage, dando igual protagonismo -o más- a las etapas previas que a su estado definitivo.

Naia del Castillo

El punto de partida de estos trabajos (El lugar de las imágenes, 2019) es una técnica tradicional de costura denominada Nido de abeja. El interés de la artista al poner su mirada en este tipo de bordado sobre tela fruncida radica en la manera en que la tela, mediante el pliegue y unos puntos de unión en zig-zag, pasa de ser una zona plana a un objeto con volumen en forma de estructuras romboidales y estrías verticales. A Naia del Castillo siempre le ha interesado la piel, el valor de la superficie, da igual que fuese fotografía o escultura. Si observamos su trayectoria, hay un trasvase continuo de lo bidimensional a lo tridimensional, de la imagen a lo corpóreo. Su obra alude a la mutabilidad de los materiales, a la sutileza del cambio en elementos similares.

La consideración de las fotografías aquí es la misma que se le puede dar a un tejido. No sólo es soporte de una representación, sino también parte sustancial de la forma. La imagen no se preocupa sólo por su parte icónica, es tratada como un componente físico con el que definir una configuración. El papel fotográfico se manipula, rasga, atraviesa o solapa al igual que una tela. En estas imágenes se mezclan lo micro y lo macro al ampliar detalles de esa urdimbre. Del Castillo deconstruye imagen y escultura. Trabaja con la paradoja de nuestra actual cultura visual que parece sustentarse en lo inmaterial. Sin embargo, estas obras nos recuerdan su corporalidad. Comprendamos el cuerpo como el Lugar de las imágenes, concepto de Hans Belting y título dado a la serie.
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SEMA D´ACOSTA 
Durante, Después.
Sala Amárica. 2019




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